domingo, 12 de diciembre de 2010

Es que no


Miraba fijamente la sartén, los sanjacobos seguían crudos después de hora y cuarto de proceso de freído. El aceite formaba burbujas alrededor del rebozado, pero la escarcha seguía sonriendo. Animó el fuego con un soplete y apagó la campaña extractora por si pudiese influir, pero finalmente tuvo que comer ensalada. Aceitunas gordal y pimiento del piquillo. No se puede gastar tanto gas.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Recuerdos


Con el paso del tiempo uno se va haciendo cada vez más raro: llena el escritorio del ordenador de carpetas con relatos inacabados, intenta disfrutar del cine de Bergman y alarga poco a poco el tiempo de siesta.
Este mediodía he dormido con el rabillo del ojo pendiente de la carrera de triatlón que repitió en la sobremesa Teledeporte, con la voz del televisor apagada y el spotify (para mí es el invento más útil de esta década) a todo volumen con música de Le Mans. Resulta conmovedor ver a Javier Gómez Noya intentando adelantar a Alistair Brownlee mientras Jone Gabarain recita "sana y salva en Orlando, aquí se pasa estupendamente".

Más que en el resultado de la carrera, que ya conocía, me he fijado en el escenario: Budapest, una ciudad que visité hace un par de años y de la que apenas recordaba algunos detalles como el edificio del Parlamento y los Puentes sobre el Danuvio. Mi memoria es muy selectiva; recuerdo haber viajado en un metro de color verde, y también el aire frío golpeándome la cara después de visitar uno de los edificios de los que destaca la Loney Planet. Recuerdo también a una chica que hacía comentarios jocosos sobre el gobierno húngaro mientras nos explicaba detalles de la cámara legislativa.
Corría el mes de marzo y uno después de bañarse en las termas tenía que secarse el pelo si no quería acatarrarse. Me compré una gorra en HyM que aun conservo y también un imán para la nevera con la bandera húngara que sigue saludándome mientras desayuno. No sé si volveré alguna vez a Budapest, pero a partir de ahora mis recuerdos se entrelazan con la retransmisión televisiva de la carrera de Gómez Noya.




martes, 20 de julio de 2010

Monos


Me desperté y salté de la cama. En sólo un segundo pasé del olor a jabón de Marsella de las sábanas al tacto frío del subfusil con el que maté a uno de los monos que desde hace semanas amenazan la seguridad de la región. Estaba espiandome desde la ventana, tramando algo, pero una ráfaga de disparos lo dejó tirado en el jardín, destrozado, manchando con cristales y sangre roja las rosas blancas que mis antepasados plantaron. No puedo permitir que me esclavicen, no quiero trabajar en las plantaciones de plátanos con las que están infectando nuestros campos. Buscan empleados baratos para saciar su apetito insaciable: que si ventajas a la hora de viajar a Canarias, que si sólo diez horas de trabajo al día. Conmigo que no cuenten.

Ahora estoy desayunando. Copos de avena y líquido de soja. Veo los anuncios de la tele para desviar la atención del sabor nauseabundo y evitar las arcadas. Pienso en qué haré con el cuerpo del primate, porque llamar al servicio veterinario de recogida resulta caro y molesto. No quiero pedir una nueva hipoteca para pagar las tasas, voy a optar por quemarlo y meter las cenizas en un jarrón.

Los copos no están tan malos, y me ayudan a empezar el día con energía en la fábrica. En la tele, una mujer en biquini informa de un atentado contra un mono en la costa Norte. Al parecer estaba comiendo pipas colgado de un árbol cuando alguien le dio con un palo en la cabeza. Amateurs. Sonrío y me pongo el traje antisolar para salir a la calle.

domingo, 18 de julio de 2010

The Raveonettes en una carballeira


Estoy recién levantado y son las cinco y media de la tarde. Tengo los pies destrozados y no por haber estado corriendo una maratón, sino disfrutando durante dos noches del Cultura Quente de Caldas de Reis, en Pontevedra. Lo he compaginado con un fin de semana de guardia en el que me han llamado dos veces, y he aprendido que se puede hacer una crónica de radio sobre una mujer que se cayó de un edificio al tratar de escapar de su piso bajando por el cableado eléctrico sólo unas horas después de haber estado con la piel de gallina admirando la puesta en escena de The Raveonettes. En una carballeira, al lado del río, entre humo y luces rojas y verdes.

Empiezo por los daneses porque para mí han sido lo mejor. Es muy difícil explicar con palabras lo que transmiten en el escenario porque va mucho más allá de lo musical. No basta con decir que tocaron tal o cual tema (el mejor "Atack of the Gost Ridders"), ni que los toques electrónicos de su último disco "In and Out of Control" no existen en directo. Antes de salir al escenario ya abruman con un muro de sonido que te atrapa y te deja boquiabierto. Las voces se disuelven en él y uno no puede más que dejarse llevar por una elegantísima puesta en escena. Nunca el rock fue tan bonito, y hablo de elegancia de verdad, no de la de bolsos de 3 mil euros. Su amor por el cine se nota, y qué guapa Sharin Foo.

No lo tenían fácil The Ravonettes porque antes habían estado en el escenario Kitty, Daisy and Lewis, una banda inglesa muy joven que ofrece rockabilly del de siempre, pero interpretado con tal maestría que uno no puede más que sonreir y dejarse llevar. Son hermanos y se intercambian los instrumentos: órgano, batería, guitarra, banjo y harmónica. Ayuda mucho su estética 50´s y el hecho de que toquen acompañados por su padre a la guitarra y por su madre al contrabajo. Un señor, que no sé si sería el abuelo, puso la guinda al pastel con los arreglos de trompeta. Para mí fueron la sorpresa del festival porque ni siquiera había oído hablar de ellos. Hay vida más allá del botellón y la playstation. Verlos da ganas de tener hijos.

De Tricky creo que está casi todo dicho. Ya no canta de espaldas, y 20 años después de la explosión trip hop él apuesta por el rock duro. Su versión del "Ace of Spades" de Motorhead lo delata. Disfruta del escenario e invita al público a subir a él, aunque después los seguratas bajen a los jóvenes emocionados a empujones. No quiero ser demasiado crítico porque su primer disco "Maxinquaye" está entre lo que a mi juicio es de lo mejor que se ha hecho en la música moderna, y porque Tricky es simpático. Aún así, por Dios!, que se meta el calzoncillo por dentro del pantalón. A veces parece que se quiera convertir en una especie de Boney M del lado oscuro de la Luna. "You are incredible" decía al público mientras se golpeaba el pecho musculado con el micrófono.
Hola a Todo el Mundo tocan bien y son simpáticos, pero les falta personalidad, Ocean Colour Scene aburren a todo aquel que no sea muy fan (da la impresión que hacen música para que tarareen los profesores de inglés), y The Sonics dejan al respetable boquiabierto porque 50 años después siguen con la misma fuerza que a principios de los 60. Qué batería tan bueno.




lunes, 10 de mayo de 2010

Festival do Norte 2010


No es mi intención sentar cátedra, porque no tengo talento para ello. Sólo quiero dibujar con unas pinceladas, como si se tratase de un cuadro puntillista de trazo grueso, mi paso por el Festival do Norte de este año.

El viernes decidí no ir. Paseé con el perro y me eché a dormir pronto, como buen treintaañero con miedo a estar cansado al día siguiente. El sábado mientras tocaban Nudozurdo y Pete and the Pirates comí pescado, tortilla y croquetas de chorizo en un bar del centro. Del resto del festival, esto es todo lo que recuerdo:


CARRERO BIANCO

Cuatro jóvenes colocados en fila, como ABBA post-jarvis cocker. Unas veces suenan a Devo y otras a los primeros New Order, porque todos tenemos padre y madre, pero éstos han sabido cortar el cordón umbilical a tiempo. Prometen seguir subiendo si no pierden el hábito de la lectura.

LOS PUNSETES

Divierten. Sus versos a veces deslumbran ("las formas y colores de esas camisetas, a las chicas los ramones se les pegan a las tetas") pero las flores se marchitan, y lo del hieratismo de su cantante no durará muchas más primaveras.

LA BIEN QUERIDA

Su música está muy por encima de lo que ha grabado y tiene mucha gracia al aplaudir. Hace tiempo que esperaba que una mujer contestase a los versos de Los Planetas. La parte masculina de la relación también hace daño.

JJ

Todo lo contrario que La Bien Querida. Su leyenda está por encima de su calidad, pero demuestran que es importante saber jugar las cartas que le tocan a uno. En el mundo del pop, como en la vida en general, en ocasiones es mejor sugerir que mostrar. De todos modos, no les costaba nada contratar un par de músicos para vestir la voz de la rubia. Además, lo de salir a cantar con la copa escondida debajo del poncho...

LOS PLANETAS

El disco reluce, pero yo echo de menos letras que dibujen mi vida ( a mi nunca me vino a buscar la Guardia Civil a las dos de la mañana, como a Juan de Osuna). Quiero cantar con rabia al desamor, quiero decidir al escucharlos que lo del castañazo que me pegué fue bueno en realidad. En directo la silueta de J es un diablo judío con luz roja alrededor.

EL GUINCHO

Esto si que es bailaaar, bailaaar, bailaar...y aporrear la batería electrónica con arte.



viernes, 19 de marzo de 2010

Aspirinas para los de la capucha

Me apoyé en la barra, charlé con una amiga y me pedí una cerveza. Conocí a un amigo de mi amiga y cambiamos los tres impresiones sobre cine y música ( coincidimos en que la mejor película de Lars Von Trier es "Los Idiotas" y en que el disco de Animal Collective es muy bueno).

Cuando comenzó el concierto todos nos giramos hacia el pequeño escenario preparado en uno de los extremos del bar. Un chico con buena voz y camisa horrible, y dos chicas con instrumentos y vestidas de rojo interpretaron versiones que todo el mundo conocía ("The man who sold the world" de Bowie, una del OK Computer, El Niño Gusano, Jeanette...), y mientras parte del público intentaba escuchar, la otra parte se dedicaba a dar gritos y a comentar los acontecimientos de la semana a voces ( y me da la impresión de que ninguno había inventado una cura contra el cáncer).

Me gusta mucho la música en directo pero no me quedé a la segunda parte del concierto porque estaba harto de conversaciones ajenas. La situación en la calle era aún peor. Muchachos embriagaditos paseaban en grupo emitiendo alaridos, e incluso algunos en coche se dedicaban a pitar y a piropear en marcha a las chicas que en la acera decidían dónde sentarse a beber.

Hoy por la mañana la calle estaba llena de mierda. Bolsas del Opencor, meadas, vasos rotos y gente con la capucha puesta para protegerse de la lluvia y de la luz. Cuando uno está tan borracho le hace gracia la gente que tiene que trabajar. Odio las vísperas de festivo, me encantan los festivos cuando yo estoy fresco. Aspirinas para los de la capucha.

martes, 16 de marzo de 2010

Una Ópera Egipcia

Ayer volví a escuchar la radio musical como lo hacía hace 15 años: con emoción y curiosidad.

Recuerdo las tardes grabando en cinta canciones del Diario Pop para luego escucharlas una y otra vez (así descubrí a Patty Smith), y por un momento volvió a ser lo mismo. Julio Ruiz estrenó en Disco Grande el nuevo trabajo de Los Planetas, "Una Ópera Egipcia", y ahí estaba yo, prescindiendo de la siesta para seguirlo en primicia.

Las canciones necesitan más escuchas para ser juzgadas, pero los granadinos siguen jugando con dos barajas, una flamenca y otra rock, con hits cargados de frases lapidarias que resumen en tres palabras una despedida, un año de amor, o cuatro de estar hasta los huevos con una relación.

Yo por ahora me quedo con "No sé cómo te atreves".

http://www.youtube.com/watch?v=cEeGd-gLYf0

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